Apóstatas

miércoles, junio 14, 2006

Veinte años sin Georgie

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

("Ajedrez")
Recuerdo como si fuera ayer esa mañana de 1986, el titular del diario lo decía todo: "Murió Borges", o algo similar en otras palabras, pero lo cierto era que Jorge Luis Borges había muerto.

Teníamos clase de Literatura con la Maier pero no sé si habremos hablado de Borges, o habremos mantenido silencio por el duelo, o si habremos continuado con el temario del IB. Calculo que en Junio del '86 estaríamos padeciendo el "Martín Fierro", y sería una verdadera coincidencia ya que Borges era un gran crítico del libro de José Hernández, no sólo porque lo había comparado con un texto similar del uruguayo Lussich, que por supuesto era anterior al "Martín Fierro", sino porque consideraba que el personaje Martín Fierro era un pésimo ejemplo (un delincuente, un traidor que huye, etc.) y Borges afirmaba que mucho mejor ejemplo hubiera sido el "Facundo" de Sarmiento.

Además de leerlo, tuve la suerte de ver a Borges un par de veces. Papá me llevó en una ocasión al Colegio de Escribanos de Cap. Fed., donde Borges hablaba con Martha Mercader (o tal vez otra intelectual) sobre "Música y Literatura".
"La música es quizás la más sublime de las Artes" dijo Borges, y papá anotó la cita en uno de sus incontables papeles, y por eso hoy la recuerdo.

Otra vez fuimos a la Galería Ruth Benzacar, en Florida casi Plaza San Martín. Llegamos tempranísimo, estábamos sólos, y nos paramos delante de los dos sillones donde Borges iba a ser entrevistado por Magdalena Ruíz Guiñazú. Se empezó a llenar de gente y una señora se para justo delante nuestro, papá indignadísimo le dice "Perdone señora, pero Ud. se ha parado delante nuestro y nosotros llegamos con mucha antelación" y la señora se dió vuelta para contestar "Ud. disculpe, ya me retiro porque soy quien va a entrevistar a Borges".

Borges fue un grande, injustamente ignorado por los académicos del Nobel que han dado premios alevosamente inmerecidos a oscurísimos escritores y poetas. A Borges le debe haber importado todo un reverendo bledo, ya estaba acostumbrado a lidiar con gente necia, ya lo había hecho con los peronistas en este bendito país, que lo habían designado "inspector de aves y conejos".

Y así, con esa relación amor-odio de su país, se fue a morir a uno de sus lugares favoritos: Ginebra.

Está enterrado en el cementerio de Plainpalais, con una rústica lápida de piedra grabada con imágenes vikingas y una inscripción en inglés antiguo.
En 1999 me quedé un día en Ginebra para ir a visitar su tumba. Llegué tarde, el cementerio había cerrado unos 15 minutos antes pero la puerta era baja y se podía abrir así que entré sin problemas. Deambulé un rato buscando la tumba y la encontré, delante de ella hay un banco estratégicamente situado y me senté una buena hora contemplando la lápida y las flores de la tumba. Era Otoño y había un sol agradable y corría una brisa y supe porqué Borges eligió ese lugar para que yazcan sus restos.

Nunca revelé el rollo de fotos de ese viaje, pero la foto sería casi idéntica a esta:

"And ne forhtedon na"

6 Decime:

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